miércoles, 10 de agosto de 2016

Una triple, por favor

Debido a las fiestas mi, por lo general, tranquilo pueblo ha cobrado vida y está más ruidoso y movido que nunca. En parte por eso decidí irme aquella noche solo a mi campo: para desconectar del escándalo que produce el desfile de moros y cristianos y las retretas que, imagino, únicamente son un pretexto para que la gente se emborrache mientras anda con una minifalda y tetas postizas por las calles.

A eso de las 11 o 11:30 estaba alcanzando mi clímax: eyaculé grandiosamente en el pequeño cuarto de baño. Magnífica sensación ésta: no importa nada en ese momento, no existe pasado ni futuro, tenemos el poder agarrado en nuestras manos, somos reyes, reinas y... Ahhhhh!
Inmediatamente después me entraron remordimientos por lo que me pasé como media hora buscando blogs que, introducido literalmente en Internet, "te cambien la vida". No me convenció lo que vi y llegó el turno de los libros. Encontré una colección de cuentos de todo tipo reunidos bajo el título de Objetos frágiles, que en realidad poco tenía que ver con el propósito original. Lo descargué ilegalmente y mientras esperaba que terminase de bajar aquella patada en los huevos figurados del autor me lavé los dientes.
Al entrar en el oscuro cuarto de baño, momentos antes estaba disfrutando del mismísimo paraíso, me acordé que no había traído cepillo de dientes por lo que fui a mezclar agua con sal y enjuagarme (idea, por cierto, de un amigo que seguro se convertirá algún día en Premio Nobel). Al coger un pequeño vaso para realizar la susodicha mezcla, se me resbaló accidentalmente de las manos y se partió en mil pedazos en el suelo.
(El libro que descargué después
de masturbarme)
Cogí la escoba y el recogedor, barrí, levanté la mirada y le dije a Dios: -vale ya lo pillo Objetos Frágiles si, que bueno, ya, frágiles porque se rompen con facilidad como el vaso: frágil sí eh. ¿Te estás divirtiendo allí arriba? ¿Es tu venganza por la piratería o por la masturbación?
Termine de recoger los últimos pedacitos y me fui a la cama. A eso de la 1 de la madrugada estaba alcanzando mi clímax: eyaculé magníficamente en el pequeño cuarto de baño. No podía dormir bien. Al acabar cogí el libro en pdf que me descargué anteriormente y me leí el primer cuento: nada mal. Una bonita historia que tuve el placer de leer antes de acostarme de nuevo. En mi cama una felicidad me invadió repentinamente: nunca se acuesta uno sin aprender algo nuevo.
A la 1:40 estaba alcanzando mi clímax: eyaculé magníficamente en el pequeño cuarto de baño. Tampoco podía dormir. Al acabar cogí mi pequeña libreta y apunté mis actividades nocturnas mientras me decía en voz alta (no demasiado alta que tengo vecinos y las ventanas están abiertas; hay que mantener las apariencias) : "soy un perturbado mental". Me voy a dormir esperemos que a la tercera vaya la vencida.

Pd.: No sé si me hice tres o cuatro porque no recuerdo si la primera fue una doble seguida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario