domingo, 10 de julio de 2016

La mesa de piedra

Me dije a mí mismo que este verano sería diferente a los demás, sería especial, aprovecharía todos los días para vivir una nueva experiencia, para hacer algo que me entusiasmara. No está siendo así del todo. Hoy por ejemplo he pasado la mayor parte del día desaprovechando el tiempo: he hecho muy pocas cosas. Sin embargo a las 20:15 he decidido salir a correr, un poco de mala gana. Y ha sucedido algo especial.

Veréis, ayer estábamos hablando algunos amigos en la calle por la noche cuando miré al cielo y dije algo de que me gustaría subir a una montaña y ver las estrellas (las luces no lo permiten). Entonces un amigo me dijo un buen sitio para hacerlo que denominó "la mesa de piedra". Todo muy normal pero, en esa misma noche, cuando dormía he soñado con eso. No recuerdo dónde estaba, tampoco quien me lo dijo; solo recuerdo la frase: "busca la mesa de piedra".

Justo cuando me he empezado a correr, me ha venido a la cabeza este sueño. El caso es que no estaba corriendo el lugar donde está realmente, sino por otra ruta alternativa que ya había recorrido. En el momento en el que la recorrí por primera vez, me llamó mucho la atención la gran cantidad de conejos que huían velozmente cuando me acercaba. También me que asombrado al ver a una rabosa en lo alto de una montaña: nunca antes había visto una y son muy escasas donde vivo.

Pues bien al empezar a recorrer el camino, han aparecido los conejos justo como en la primera vez. Y al continuar la he encontrado: la mesa de piedra. Aunque era simplemente tres bloques de piedra en el suelo sujetando a una enorme piedra que supongo estaría en una montaña cercana, me ha extrañado mucho. Es como si se hubiera cumplido el sueño, parecía un maldito milagro. Claro que desde un punto de vista más racional, el hecho de tener en mi subconsciente la mesa de piedra, quizás ha contribuido en gran modo a que me fijara en ella. Quizás no es nada espectacular, únicamente una pequeña coincidencia. Simplemente la primera vez que recorrí el camino no me fijé en ese pequeño detalle.

Regresando a casa estaba pensando en este asunto, reflexionando sobre los sueños, los milagros y las coincidencias, preguntándome si escribir esto en el blog cuando he visto el perfil de la rabosa de mi primer viaje. Quizás sea solo una coincidencia, o puede que los humanos llamemos a esas coincidencias que nos llaman tanto la atención milagros. No lo sé, pero lo importante es que me alegro de haber salido de mi casa, de haber vivido esta experiencia. Las experiencias están llenas de cosas maravillosas que merece la pena probar por eso debo tomarme más enserio el vivir cada día de forma especial, ver con mis ojos más milagros y poder contároslo a todos vosotros. Nos vemos pronto.


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