viernes, 20 de mayo de 2016

Operación bikini mis cojones

Maldito estrés que llevo estos días!!! Como ya sabéis estoy en la universidad y se aproximan los exámenes finales. El cuatrimestre anterior me fue de puta madre, aprobé todas mis asignaturas; sin embargo, este cuatrimestre seguramente me caiga una y jamás he estudiado en verano. 
Esa es otra putada, se aproxima el puñetero verano y todavía no he llevado a cabo la operación bikini, joder.

Estaba a punto de salir a correr como un desgraciado, pero justo entonces he pensado ¿operación bikini?¿Eso no es para las chicas? Ya me entendéis, son las mujeres las que llevan puesto un bikini en la playa o piscina, no los hombres. Bueno algunos hombres los llevarán digo yo: cada loco con su locura ¿no?, aunque queda un poco raro. Señores, si vais a poneros un bikini, al menos deberíais depilaros el pecho. Igualmente vais a hacer el gilipollas, pero al menos tendréis un pechito increíble.

Lo que trataba de plantear era que si deberíamos llamar a la operación bikini masculina, operación bañador o algo por el estilo. Hace poco leí por las noticias que más del 50% de los hombre utilizan bañador en lugar de bikini, por lo que tiene lógica este nombre. Y así, entre pensamiento y pensamiento, bikini y bikini, se me ha pasado el tiempo de irme a correr y ahora debo estudiar para los exámenes. Me odio a mi mismo. Pero soy genial. Al lío.

Últimamente he hecho bastante ejercicio, salgo a correr 2 veces por semana, hago boxeo otras 2 y en mi casa me pongo a hacer algunas flexiones de vez en cuando. Sin embargo lo que más me falla es la alimentación. Algunas de mis ocupaciones son libros, ingeniería, videojuegos, anime..., es decir soy un puto friki (y muy orgulloso). Y como todo friki que se precie es absolutamente indispensable que viva con mis padres, claramente. Por tanto, es mi madre la que hace la comida, los días que no voy a la universidad.

Moisés, en su sabiduría, bajó un día del monte Fuji con las tablas de piedra que rezaban: 'Desayunarás como un rey, comerás como un príncipe y cenarás como un mendigo'. Es decir, nuestra cena ha de ser ligera, lo necesario y no más para pasar la noche. Este aspecto no lo cumplo, pues yo siempre suelo cenar bastante fuerte. Pero cada vez que le digo a mi madre que yo me hago la cena o que no cocine tanto, me encuentro con una réplica al estilo: "tienes que cenar porque eres joven y estás creciendo, y harás lo que yo te diga o me quito la alpargata y te golpeo desde aquí hasta Madrid". Con esas palabras a ver quien dice nada. 

Conclusión: debo seguir esforzándome con el ejercicio, mientras estudio para mis exámenes y me enfrento a mi madre con el tema de la maldita cena. Supongo que me llevará su tiempo: Roma no se hizo en un día. Verano, maldito cabrón, te estás acercando demasiado rápido. ¡Espérame!

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