viernes, 4 de marzo de 2016

Como un rojo amanecer

Ayer estaba tan tranquilo paseando por el pueblo cuando, sin motivo alguno, sentí la irresistible necesidad de sacar la navaja y pegarle tres navajazos a alguien por la espalda. Así lo hice. La roja sangre me salpicó por la ropa y el pelo así que cuando llegué a mi casa lavé la camiseta que llevaba con una mezcla de Fairy y Ariel (por si acaso uno de los dos detergentes fallaba). Metí la cabeza en la lavadora pero me sentí mareado cuando empezó a entrarme agua en la boca y jabón en los ojos por lo que paré y mi cabello permaneció de rojo oscuro color sangre.

-¿Te has tintado de rojo?
-Que no joder, maté a un tipo y no pude quitarme los restos de sangre del pelo.

Pues eso amigos, que ahora llevó el pelo tintado de rojo, aunque más bien son como mechas que recorren toda la parte de arriba sin llegar a los laterales de mi cabeza. Era algo que llevaba un tiempo deseando hacer y por fin he dado un paso adelante y me he atrevido. No creo que me vuelva a tintar el pelo de ningún color. No, no es que no me guste, pero a decir verdad tampoco me apasiona muchísimo. Es diferente, aunque yo siempre me he considerado alguien diferente así que me viene como anillo al dedo.



Cuando estaba poniéndome el tinte en la peluquería, pensaba en lo mal que me estaba quedando. Pero una vez enjuagado el pelo y cortado, descubrí que para nada está mal. Aun así el resultado no me gustó demasiado y al día siguiente estaba bastante vergonzoso de mostrar el resultado por ahí. Sin embargo me he acostumbrado mucho más rápido de lo que pensaba. Este es el segundo día con el pelo rojo y me está enamorando. Al principio mi familia me miraba con una cara de ¿qué demonios has hecho?, algo así como mis amigos pero éstos últimos me tomaban el pelo (nunca mejor dicho, ¿verdad?). Sin embargo en poco tiempo se han acostumbrado también ellos. Aunque es cierto que todavía falta muchísima gente que me conoce y todavía no lo ha visto. Pero ya se acostumbraran. Y si no que se jodan.


Reflexionando me doy cuenta de que todavía es pronto para saber si me gusta o no, no lo he llevado el tiempo suficiente. Voy a darle una oportunidad haber como acaba, aunque sea como sea me alegro de haberlo hecho. No tanto por el resultado sino por el simple hecho de haberme atrevido, de haber dado el paso aunque fuese un completo desastre. Estoy a un paso por delante de superar mis miedos y me siento feliz por eso. Es mejor actuar y luego tener que arrepentirse que arrepentirse de no haber hecho nada. Este mes el rojo será mi color.


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